El mercado del alquiler lleva tiempo mostrando algunos cambios importantes que afectan, en mayor medida, al bolsillo de los inquilinos a pesar de instaurarse las nuevas medidas de protección del alquiler llevadas a cabo por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Cuando queremos alquilar un piso, lo importante es que destinemos el tiempo suficiente a mirar y revisar todo lo que esté a nuestro alcance y evitar así, alguna que otra sorpresa antes de estampar la firma en el contrato.
El precio, la ubicación o el número de habitaciones son factores que tenemos en cuenta cuando alquilamos una vivienda, pero también es importante no pasar por alto otras cuestiones: inventario de bienes existentes en la propiedad, el pago de suministros o las personas que viven en la vivienda, son algunos aspectos que deben estar claros antes de alquilar un piso, pero quizá, muchos inquilinos lo desconocen.
Alquilar un piso requiere de una relación contractual entre propietario e inquilino y, a pesar de existir una Ley que lo regula, debemos tener algunas cosas claras para evitar problemas posteriores. Es hora de centrarse en estos y otros detalles.
10 cosas a tener en cuenta si voy a alquilar un piso
El arrendador: es bueno saber y conocer al propietario, esa persona con la que tendremos un vínculo contractual durante el período que dure el arrendamiento de la vivienda. Es conveniente que el contrato esté por escrito. Comprobar también la zona, los vecinos, el edificio, si todo funciona correctamente… antes de dar el sí.
Cédula de habitabilidad y certificado de eficiencia energética: antes de alquilar un piso, es importante comprobar su estado y qué acredite que la vivienda reúne los requisitos necesarios para alquilarla. Al igual que el certificado de eficiencia energética, son obligatorios y dice mucho de la propiedad.
Duración del alquiler: según queramos alquilar la vivienda por un período largo o indeterminado, es necesario que sepamos la disponibilidad de la vivienda para poder fijar un final en el contrato del alquiler y asegurándonos un período mínimo según la Ley.
Fianza o aval: es importante conocer si el casero deposita la fianza en el organismo correspondiente para poder así el inquilino, optar a las ayudas del alquiler o no. Por otro lado, en los contratos de larga duración, por ley, el inquilino debe depositar como fianza una mensualidad.
Comprobar el seguro de hogar: cuando alquilamos un piso, tenemos que revisar este seguro para ver que coberturas nos ofrece en el caso que se produzca un accidente o un incendio, por ejemplo.
Cláusulas de prohibición: las prohibiciones cuando se alquila una vivienda, deben ir reflejadas en el contrato. Por ejemplo, en el caso de no poder tener animales o prohibir el subarrendamiento.
Suministros: tanto propietario como inquilino tienen que acordar la titularidad de los suministros. Si el propietario mantiene ser titular, el inquilino deberá abonar las facturas a su cuenta.
Instalaciones de la vivienda e inventario de bienes: ¿quién corre con la reparación o sustitución de un aparato o instalación si esta se estropea? La Ley exige al propietario hacer las reparaciones necesarias para preservar y conservar la habitabilidad de la vivienda, excepto sí las causas de ese deterioro son a causa del uso, que correrán a cargo del inquilino. En este sentido, es importante detallar un inventario de bienes y su estado para evitar malentendidos futuros.
Qué tipo de arrendador elegir cuando alquilas una vivienda
Es importante analizar a través que arrendador vamos a llevar a cabo el alquiler de la vivienda, si será por medio de un particular o agencia.
– Si optamos por hacerlo mediante un particular, una de las ventajas es que podremos negociar el precio del alquiler y evitar pagar las comisiones, aunque deberemos estar atentos a engaños u otro tipo de artimañas en el proceso.
– Si finalmente decidimos alquilar mediante agencia inmobiliaria, hemos de saber que nos cobrarán una comisión por la gestión de trámites, pero la ventaja es que no tendremos que preocuparnos por nada y serán ellos quienes negocien las condiciones con el arrendador. El proceso es más claro y son conocedores de todo lo que acontece al mercado, por lo que nos dará mayor tranquilidad.
– Promotoras: otra opción es aquellos inmuebles que algunas promotoras han puesto en régimen de alquiler. En estos casos, el precio y las condiciones las marcan ellos, por lo que suelen ser inflexibles.
– Bancos: también ofrecen la posibilidad de alquilar un piso ya que disponen de inmuebles en determinadas zonas donde no existe tanta demanda. La desventaja es que suele ser complicado negociar el precio, pagos o devolución de fianza.