La subida del precio de la luz es algo que nos preocupa a todos, más en estos meses convulsos en los que está alcanzando máximos históricos y cuyos pronósticos sitúan un invierno y comienzo de 2023 con subidas, aunque en España dará una tregua con respecto al resto de países europeos. Según el informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) publicado este pasado mes de julio sobre el mercado de la electricidad, las consecuencias de la guerra de Ucrania han agudizado esta situación.
Desde diferentes países europeos se han adoptado diversas medidas para intentar abaratar el precio de la luz a los consumidores, medidas centradas en la regulación de precios o la reducción de impuestos, por ejemplo. Desde el Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha optado por aplicar las siguientes medidas para mitigar tales subidas:
– Reducción del IVA sobre la electricidad (y también el gas) del 10% al 5%. esta reducción se aplicará a las facturas emitidas desde el 1 de julio de 2022 hasta el 31 de diciembre de 2022 para consumidores con hasta 10 kW de potencia contratada, siempre que el precio medio mensual del mercado mayorista del mes anterior sea superior a 45 €/MWh.
– Reducción en la parte regulada de la factura de la electricidad. un recorte que, según las estimaciones del Gobierno, supondrá una rebaja de 6 euros en la factura mensual de un consumidor medio hasta el 31 de diciembre de 2022.
– Prórroga de la reducción del impuesto Especial sobre la Electricidad de un 5,1% a un 0,5%. Se aplicará a las facturas hasta el 31 de diciembre de 2022.
– Mecanismo de ajuste del tope del precio del gas. Desde el 15 de junio de 2022 hasta el 31 de mayo de 2023 los productores que utilicen gas o carbón para generar energía, cobrarán el precio real del gas, mientras que el resto cobrarán un precio limitado por el gobierno, consiguiendo así, contener el precio de la electricidad.
Estas medidas llevadas a cabo por los diferentes gobiernos, han tenido un impacto inmediato, con las que se prevé contener en un 20% la subida del precio de la luz en los meses siguientes, y llegar a un invierno europeo que se prevé complicado.
¿Qué otras alternativas podrían sustituir al gas natural?
Es por ello que, muchos países han decidido buscar alternativas y dejar de depender de este combustible, sobre todo del que llega de Rusia, para intentar cubrir la demanda energética, pero, ¿es posible? Son el carbón y las renovables donde se centra el interés de los gobiernos para la producción eléctrica.
La vuelta al carbón en España en el corto plazo no es viable, ya que muchas de las antiguas centrales térmicas no siguen en funcionamiento y tiene más sentido obtener la energía a partir de las renovables. Sin embargo, en otros países, parece ser una alternativa en plena transición energética, trastocada por el conflicto entre Rusia y Ucrania, dando marcha atrás al desmantelamiento de sus centrales de carbón para asegurar el suministro y paliar la escalada de precios como es el caso de Alemania.
Las renovables pueden ser una alternativa al gas ruso, que ocupa el 38% del total consumido por Europa, pero aún necesitan una fuerte inversión para su desarrollo y apenas suponen un 22% de la energía consumida. El problema es que esta energía proviene de combustibles fósiles y Europa no dispone de reservas muy abundantes, y en general, pocos recursos energéticos disponibles para abastecer al total de su población.
Mientras tanto, y hasta encontrar una solución que se vislumbra difícil a medio plazo, el precio de la luz sigue en récord históricos que dañan el bolsillo del consumidor final.
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