La gran convulsión social originada por el coronavirus ha desencadenado asimismo un giro copernicano en el paradigma del trabajo en nuestro país: teletrabajar.
Debemos tener en cuenta que, hasta este momento, la cultura del teletrabajo en nuestro país era, cuando menos, escasa.
Pero, ante la cuarentena y el confinamiento, nos hemos visto obligados a permanecer mucho tiempo en nuestra casa, y que no era posible acudir a un centro de trabajo (salvo para una minoría de profesiones, como los policías y miembros el sector sanitario) por los muchos peligros de contagio del transporte público.
El caso es que, por supuesto el teletrabajo y su nueva proliferación (e incluso, en múltiples sectores, predominio) en España, ha conllevado también un considerable impacto en el sector inmobiliario. Ya hay muchas personas que buscan vivienda en función de las mejores zonas para teletrabajar.
Y esto ya comienza a constituir para muchos una prioridad frente a la vieja obsesión de la cercanía con centros de trabajo físicos, o también la proximidad del transporte público. Ello incide poderosamente sobre el mercado de la vivienda, y es por lo tanto muy necesario que realicemos una panorámica sobre este asunto.
¿Están las viviendas preparadas para teletrabajar?
La prestigiosa consultora inmobiliaria CBRE insiste en que la vivienda ha pasado de ser un mero espacio para dormir, y, como mucho, cocinar, asearse y ver la televisión o navegar por Internet, a convertirse también en un lugar donde desarrollar otras tareas que hasta hace bien poco sólo se concebían para las oficinas y otros centros de trabajo.
A ello hay que añadir, afirmamos nosotros, que también muchas actividades gimnásticas y deportivas que antes se realizaban en el gimnasio, ahora tienden a llevarse a cabo cada vez más en áreas espaciosas de la propia vivienda… y también ello ha de influir en este giro del mercado inmobiliario, claro está.
¿Qué tipo de viviendas se buscan de cara al teletrabajo?
La citada consultoría ha elaborado el informe De hogar a oficina, en el que se detallan algunas consecuencias de este nuevo paradigma que acaba de llegar, y según todo parece indicar, para quedarse. Lo que ahora se busca en las viviendas de cara al teletrabajo son fundamentalmente aspectos como los siguientes:
– Mayor superficie, mayor número de habitaciones, más luminosidad que también permita y propicie el trabajo.
– Buena conectividad de Internet.
– Poco ruido, para asimismo propiciar un trabajo sin perturbaciones del ambiente.
– Orientación exterior de las habitaciones, y cercanía de parques y zonas verdes. Todo ello supone un gran alivio frente a la claustrofobia que produce la estancia prolongada en viviendas interiores y sin apenas vegetación alguna.
– Viviendas con zonas comunes. Es algo mucho más valorado ahora si cabe, pues permite salir con más frecuencia sin tener que desplazarnos a grandes distancias, y asimismo mantener entretenidos a los hijos para que también nos permitan trabajar en casa con mayor tranquilidad.
– Con el confinamiento, tanto las grandes urbes como las zonas céntricas de estas han salido algo desprestigiadas, pues la superación de las primeras fases de la pandemia ha sido mucho más dificultosa, y además se trata de zonas con grandes aglomeraciones humanas, y altos niveles de contaminación acústica, atmosférica y lumínica, que las hacen menos atractivas a día de hoy de cara a situaciones como la que todavía seguimos atravesando. Mucha gente se decanta cada vez más por entornos apartados, verdes e incluso rústicos.
– Eficiencia y sostenibilidad de recursos. Las energías alternativas y el ahorro de recursos energéticos se van a ver cada vez más valorados debido a que, con la prolongada permanencia en casa, tiende a dispararse el consumo de electricidad y aire acondicionado.
Por lo tanto, y como podemos apreciar, el teletrabajo supone una revolución en el perfil de la demanda de vivienda. Estaremos atentos a este nuevo panorama.