Se están abriendo muchas reflexiones, cábalas y temores varios sobre cómo será el sector inmobiliario tras la crisis. Una situación incierta por definición como lo es esta que estamos atravesando actualmente, es lógico que nos provoque grandes dudas.
Pero también es cierto que no es prudente entregarse a juicios y profecías varias si no es barajando los pros y los contras. Y la situación pandémica también ha traído consigo algunos factores positivos, por irónico que ello pudiera parecer.
Durante el primer trimestre de la pandemia, el de la reclusión forzosa y severa de las primeras fases del estado de alarma, las ventas inmobiliarias cayeron un 4’9%, según información extraída de la Estadística Registral Inmobiliaria del Colegio Oficial de Registradores.
Sin embargo, el precio medio de la vivienda ha experimentado una subida interanual del 2’5% desde 2019, con lo que no se ha producido el infierno tan temido del desplome. En abril se produjo un incremento mensual del 0’5% con respecto a marzo.
El sector inmobiliario tendrá una progresiva recuperación tras la crisis
Lo cierto es que desde el año pasado, independientemente de esta epidemia que nos ha pillado tan desprevenidos a la inmensa mayoría, se esperaban ya (por ejemplo, desde Fotocasa) ralentizaciones de las subidas e incluso caídas de los precios, pues no era posible mantener el ritmo endiablado de tiempo antes.
Algo que genera especial incertidumbre es que los principales centros neurálgicos del mercado español de la vivienda (las grandes ciudades, con Madrid y Barcelona a la cabeza) están transitando por una desescalada particularmente lenta.
Sin embargo, expertos como Miguel Cardoso, de BBVA Research, sostienen que en este momento tenemos a nuestro favor que ni la oferta de viviendas es tan amplia, ni tampoco lo es el endeudamiento de las entidades financieras privadas, que en la crisis de 2007 en adelante se encontraban en estado de virtual hundimiento económico, y hoy no. Ello hace previsible una recuperación comparativamente mucho más rápida.
En espera de la reactivación: nuevos inquilinos, nuevas inquietudes
La reclusión que el estado de emergencia ha conllevado, también ha traído como consecuencia el que muchas personas se replanteen cuál ha de ser el lugar en el que vivir. Ante los largos periodos de permanencia, se han dado cuenta de que su vivienda habitual no era tan confortable, amplia y sana como sería lo deseable para ellos.
Este fenómeno en sí constituye un semillero importante para la próxima reactivación del mercado del inmueble. Pero ¿en qué sentido caminaría la demanda que necesariamente ha de venir?
El jefe de estudios de Idealista, Fernando Encinar, afirma que en estos meses aflorará una oferta conformada en gran medida por inmuebles procedentes de divorcios, herencias, y operaciones de venta de personas que con ello buscan mejorar su situación económica.
Asimismo, son numerosas las fuentes que sostienen que el nuevo auge del teletrabajo conllevará asimismo el apogeo de una oferta inmobiliaria distinta, más centrada en entornos rurales y residenciales, en el extrarradio y en pueblos. Son evidentemente hipótesis, pero está claro que la menor presión hacia el trabajo presencial tenderá a metamorfosear el mercado.
Datos compilados por Fotocasa muestran un aumento notorio del interés por las viviendas con terraza y jardín y por las fincas rústicas, pues la larga reclusión ha hecho que se aprecie mucho más el disponer de espacios abiertos en nuestras propias viviendas, como es algo bastante lógico.
Sea como fuere, ya se abren las viviendas para las visitas y no es necesario comprar a ciegas, lo que ya permite ir reactivando el mercado. El despertar y desperezamiento del sector del inmueble tras el confinamiento ya recomienza.