El desembarco del coronavirus en nuestro país ha traído consigo no pocas mutaciones en diversos sectores económicos. Por suerte, los extranjeros seguirán comprando viviendas, y por supuesto el sector inmobiliario, pilar de la economía española, no había de quedarse al margen de tales cambios.
Aunque esas metamorfosis y la desaceleración del mercado de la vivienda ya venían de atrás, de antes de al crisis del Covid-19, según apuntan los analistas del mercado, lo cierto es que tal crisis ha contribuido a reforzar, apremiar y evidenciar, aún más si cabe, estos cambios.
Una de las principales y más persistentes incógnitas reside en el punto de intersección del sector inmobiliario y el turístico, es decir, hasta qué punto la caída de las visitas turísticas se vería afectada en la compra de viviendas por extranjeros, afectando a las inversiones de en la vivienda española.
Sector inmobiliario español y turismo: o el que tuvo retuvo
Según datos del Colegio Oficial de Registradores de la Propiedad, la venta de viviendas a extranjeros en nuestro país ha descendido un 12% en total desde marzo. ¿Es la señal de una caída libre, o bien comienza la remontada?
La prestigiosa consultora Instituto de Valoraciones señala varios aspectos de importancia a la hora de prever y valorar estas compras en lo sucesivo:
– El atractivo nunca decaído de nuestro país como destino de sol y costa: británicos y galos adquirieron más del 2% del total de viviendas españolas en venta el pasado año, según datos del Colegio de Registradores. Recuérdese que en 2019 ya se estaba experimentando una importante desaceleración del mercado inmobiliario español.
Esto da qué pensar, y, desde luego, también suministra una base para el optimismo: si en circunstancias de mercado que ya eran adversas las cifras han seguido subiendo, es que el atractivo turístico e inmobiliario de nuestro país no decae. Y es que, como bien reza el refrán castellano: el que tuvo retuvo.
– Los precios inmobiliarios españoles continúan siendo más atrayentes con respecto a los de las principales urbes europeas. Téngase en cuenta que en ciudades como Munich o Londres el precio ronda los 8.000 y 17.000 euros el metro cuadrado, mientras que en Madrid es de 3.820 euros. En definitiva: la opción española es más asequible.
– Se prevén cambios en los objetivos de los inversores. Apartado importante. El alquiler turístico parece va siendo reemplazado por el alquiler tradicional. Pero el cambio de objetivos afecta más a los inversores internacionales que buscan amortizar y rentabilizar la vivienda como un negocio en sí, que a aquellos que buscan una segunda residencia turística y de recreo.
Como suele decirse, el dinero tiene miedo: el inversor internacional busca sencillamente destinos de inversión más aparentemente seguros, y el arrendamiento tradicional parece ahora mismo una opción más estable. Sin embargo, las segundas viviendas en destinos turísticos seguirán siendo una prioridad para muchos.
– Otro aspecto que no podemos soslayar es la actual incertidumbre de los mercados como consecuencia del propio carácter azaroso e incierto de la coyuntura pandémica en el momento presente. Ello ha incidido de manera inmediata en una ya muy visible y considerable digitalización del sector de la vivienda, con mucha mayor abundancia, o incluso preponderancia, de las visitas virtuales a los inmuebles.
Sin embargo, también es cierto que ha influido en una mayor timidez y prudencia del inversor ante las inciertas expectativas inmediatas. Pero hemos de tener en cuenta la dimensión positiva del asunto: toda crisis es siempre oportunidad de cambio, redefinición y readaptación.
Sea como fuere, está claro que en España seguirá habiendo gran interés por los extranjeros, sobre todo de la Unión Europea, en adquirir viviendas. Los analistas pronostican una pronta recuperación económica y es posible que la tendencia remonte muy pronto.