Las flagship store son un concepto de moda en el retail desde los tiempos de despegue que siguieron al año 2013 y a la época oscura de la crisis financiera e inmobiliaria que devastaba los mercados hace ya una década. En los momentos presentes de incertidumbre por la pandemia, lo llamativo es que siguen pegando fuerte. ¿De qué se trata, y por qué conservan su empuje en tiempos tan complicados como estos?
El concepto flagship store fue importado de los Estados Unidos, donde también se conoce a estos establecimientos comerciales minoristas como concept store o, más sencillamente, flagship, que literalmente significa “buque insignia” o “nave capitana”. Es decir: la nave del mando de una flota, la más grande y mejor armada, concepto que se emplea muy a menudo también para designar a determinados productos, establecimientos, etc, caracterizados por ser los más emblemáticos y paradigmáticos de una marca, una tendencia…
Las flagship son tiendas a pie de calle que suelen ofrecer todo el catálogo de una determinada marca, y se sitúan en grandes vías comerciales, las más conocidas y transitadas, para que su visibilidad sea máxima ante la masiva afluencia de consumidores por tales arterias urbanísticas. Como se trata de locales expresamente pensados para ser representativos de una empresa o marca específica, el diseño de los locales es cuidado con meticulosidad. Así por ejemplo, se escoge un edificio con una arquitectura significativa: un ejemplo claro de ello sería la tienda de H&M en Gran Vía.
Además, en su representatividad, buscan también ofrecer una experiencia especial al cliente, con lo que cuentan con valores añadidos tales como zonas de ocio. El objetivo primordial y fundamental de estas majestuosas tiendas es vender al consumidor, ante todo, una imagen de marca.
Las flagship store, cada vez más consolidadas en España
La crisis del coronavirus ha supuesto un punto de inflexión, un antes y un después en el modelo de activos en que se suele invertir en el sector inmobiliario, tanto en España como en tantos otros países del mundo. Esta necesidad de replantear constantemente la dirección en que debemos invertir ha introducido múltiples conceptos nuevos, entre ellos el de las flagships.
Durante la pandemia, la tendencia principal del retail estriba en equilibrar el comercio electrónico o ecommerce con la llamada presencia high-street, es decir, la presencia en vías comerciales de gran pujanza: o, dicho de otro modo: equilibrar la compraventa online con un modelo de venta de imagen de marca en que la flagship o buque-insignia ejerce un papel determinante.
Ya en agosto de este mismo año, los cofundadores de la prestigiosa consultora catalana Laborde Marcet señalaban que la propensión del mercado durante la crisis del Covid-19 es la de invertir en un menor número de locales, pero mucho mejor situados, para así concentrar la inversión en una apuesta mucho más costosa, pero también incomparablemente más segura.
Asimismo, las noticias sobre apertura de nuevas flagship store no cesan de crecer: la de Douglas en la Gran Vía madrileña (septiembre), Tea Shop en Goya (noviembre de 2020), la de la firma de moda Maksu en Lagasca 50, o la flagship anunciada por la cadena textil estadounidense Abercrombie & Fitch en plena Plaza del Marqués de Salamanca para enero de 2021, hablan con gran elocuencia del interés de las firmas importantes por esta modalidad retail, y de su sólido porvenir inmediato para la inversor.
Así por ejemplo, Abercrombie & Fitch ya estaba presente en nuestro país desde 2011, y en Madrid tiene establecimienos abiertos en los centros comerciales de Plaza Norte 2 y Gran Plaza 2; pero la apuesta por la flagship store en una zona privilegiada para el comercio de al capital española se hace necesaria en tiempos en que este tipo de tiendas son una parte importante y destacada de la imagen de marca a pie de calle.
