Ahorrar en calefacción y al mismo tiempo evitar el frío helador que ha sobrevenido tras el inesperado ciclón Filomena, es una preocupación generalizada en este momento. La razón fundamental de ello es que las grandes compañías eléctricas han subido en torno a un 30% la factura de la luz por la masiva demanda que se ha producido estos días.
Las bajísimas temperaturas, las calles peligrosamente cubiertas de placas de hielo, o el hecho de que muchas carreteras estén cortadas, invitan a permanecer en casa junto a un buen radiador. Pero ¿cómo ahorrar en el consumo de calefacción?
Nuestros bolsillos ya se encontraban maltrechos a causa de la situación de crisis económica ocasionada por la pandemia que todavía no cesa. Muchos de nosotros no estamos para afrontar semejantes precios al alza como los que se están imponiendo en el consumo energético.
Consejos para ahorrar en calefacción sin pasar frío
Para conseguir que nuestra calefacción funcione lo mejor posible con el mínimo gasto debemos tomar las siguientes medidas:
– Purgar el radiador: Si notamos que la parte superior está más fría que la inferior (el aire tiende a subir) u oímos ruidos extraños en el aparato, tales como gorgoteos, es que el radiador no funciona correctamente, y por lo tanto debemos purgarlo.
La razón es que el radiador tiene aire acumulado, lo que provoca un mal funcionamiento del mismo. Para realizar esta purga, hemos de poner un recipiente bajo la llave, por si el aparato suelta agua. Con una llave Allen (o un destornillador, dependiendo del modelo de calefactor), abrimos la llave del aparato, para que este suelte aire y agua acumulados.
Una vez que se haya logrado esto, cerramos otra vez la llave con giros de la herramienta que hemos empleado, pero ahora en sentido inverso.
– Mantener la casa a 21 grados: considerada la temperatura perfecta para calentar una casa. Una forma de controlar que las temperaturas de la calefacción no suban más de lo deseado es instalar termostatos prrogramables en los radiadores.
Con el calor acumulado durante el día, podemos ahorrarnos la calefacción por la noche, o bien, si no hubiera más remedio (a altas horas después de la medianoche los descensos térmicos son mucho mayores), mantenerla, pero a una temperatura más baja que la diurna (por ejemplo, 15 grados).
Los días que no vayamos a estar en casa, también es aconsejable calentarla de día, pero, eso sí, manteniéndola a 15 grados, dado que sin habitantes en el domicilio no es necesaria una temperatura tan elevada.
– Las fugas: estas pueden incrementar el consumo de calefacción hasta en un 30% (precisamente la proporción en que hemos de ahorrar, a la vista de las últimas subidas). Es preciso comprobar si los cerramientos y aislamientos térmicos de la casa cumplen su misión, o si, por el contrario, hay fugas que permitan el descenso térmico.
– Regular la temperatura en cada habitación: por medio de los termostatos de los radiadores. De este modo, podemos evitar el sobreconsumo en varias zonas de nuestro domicilio.
– No cubrir los radiadores: pongamos por caso, secar ropa húmeda, porque ello provoca una sensible mengua del rendimiento, y afecta por tanto al ahorro.